Un sobre y ninguna decisión. Al final no fueron al baile ni Wilmer Ruperti, ni José María Nogueroles, mucho menos Ricardo Fernández o Gonzalo Tirado como muchos especulaban. Para sorpresa del sector bancario y financiero del país, la subasta de venta del Stanford Bank, Banco Comercial, fue declarada desierta en apenas minutos porque no hubo un comprador que cumpliera con el precio base de 180 millones de bolívares fuertes, establecido por la Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Bancarias (Sudeban) y el Ministerio del Poder Popular para Economía y Finanzas (MEF).
Solamente la organización Italcambio se presentó en el proceso con una oferta de 120 millones de bolívares fuertes (60 de los cuales estaría destinado a patrimonio), que no fue aceptada como válida porque estaba muy por debajo del monto estipulado para cerrar la mencionada subasta. Al cierre de esta edición de DINERO, aún se desconocía si el Gobierno abrirá un segundo proceso de licitación para hacer una subasta o si al final se escogerá “a dedo” al nuevo propietario del banco.
Vale la pena recordar que antes de que se hiciese el llamado a licitación, informaciones extraoficiales reflejaban el poco interés que despertaba el Stanford Bank entre los banqueros venezolanos. Entre pasillos sólo se conocía del interés mostrado por algunos empresarios que cuentan con mucha liquidez y buenas relaciones con el Gobierno, pero que no tienen un banco propio para manejar sus negocios. También se sabía de algunos bancos pequeños que estaban interesados para así expandir sus redes y su participación en el mercado nacional.
En todo caso, mientras no se decida cuál va a ser el destino final del banco los más afectados seguirán siendo los clientes del Stanford Bank que tendrán que esperar un tiempo más para conocer qué pasará con sus ahorros.
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Cortesía: Grupo Editorial Producto (GEP)
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